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lunes, marzo 27, 2006

El Beso del Amor


En "El Banquete", diálogo platónico que versa sobre el amor, Aristófanes introduce en su discurso un mito: en un principio la tierra estaba habitada por personas esféricas con dos caras, cuatro orejas, cuatro piernas, cuatro brazos, dos…. Existían entonces tres sexos: el femenino, descendiente de la tierra, el masculino, descendiente del sol y el andrógino, descendiente de la luna y que participaba de los otros dos. Estos seres, fuertes, arrogantes y poderosos en su plenitud, provocaron la ira de Zeus que los sometió dividiéndolos con su rayo. Así les convirtió en seres incompletos condenados a anhelar y buscar siempre la unión con su mitad complementaria.
La mitología clásica recoge hermosas historias de amor, de búsqueda de la mitad perdida. Entre ellas la de Eros y Psique (alma inmortal del mito platónico), que relata Apuleyo en “El asno de oro”:
Vivía en la tierra de los humanos una princesa de gran belleza,Psique, de la que Eros se enamora y a la que toma por esposa. Ella, como mortal, tenía prohibido ver la cara de un dios pero curiosa, mientras él dormía, prendió una lámpara para observar su cara. Eros ofendido, la abandonó. Desesperada vagó por toda la tierra buscándolo, visitó el templo de Afrodita, madre de Eros y diosa del amor, que, deseosa de destruirla le impuso duras pruebas. La última consistía en llevar una pequeña caja a Proserpina, la diosa del Infierno, mujer de Plutón y rogarla que metiera en ella un poco de su belleza. De regreso y aún sabiendo que no debía hacerlo, no pudo resistir la tentación de abrirla cayendo en un profundo sueño parecido a la muerte. Eros la encontró, y enamorado, retiró de su cuerpo con un beso el sueño infernal . Zeus, conmovido por la perseverancia de ambos para lograr alcanzar la felicidad del amor, concedió a Psique la inmortalidad.. ( Las interpretaciones entran en el campo de lo personal).
Canova, a decir de los expertos, supo representar en la escultura que incluyo en este post, todo el amor, la pasión y el deseo que surge entre dos amantes. En el abrazo mutuo, las cabezas, enmarcadas entre los brazos, crean un centro preferente de atención remarcado por el aspa que forman las líneas convergentes de las alas y las piernas del dios. Construyendo una pirámide de cuerpos enlazados, colocadas ambas figuras en una posición de gran dificultad, compuso una escena que desprende una gran sensación de ternura y una carga fuertemente erótica.
Ambas cosas son necesarias, ya cuenta la leyenda que cuando Venus vio que su hijo Cupido no crecía se dirigió preocupada al Oráculo de Temis que le dijo: "El amor no puede crecer sin pasión"
Antonio Canova: Psiqué reanimada por el beso del Amor